La APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología) ha lanzado en su página Web un artículo en el que ofrece una serie de recomendaciones prácticas para padres con el fin de ayudar a sus hijos a manejar el estrés.
El texto surge a raíz de la publicación, el pasado mes de febrero, de la encuesta Stress in America 2013,
en la cual queda reflejado cómo los adolescentes pueden llegar a
experimentar altos niveles de estrés, cuyos efectos se traducen en una
serie de síntomas físicos y psicológicos, tales como irritabilidad,
ansiedad, cansancio, falta de concentración, trastornos del sueño o
presencia de pensamientos negativos, entre otros. Asimismo, la encuesta
advierte que aproximadamente un tercio de estos adolescentes considera
que no está utilizando los recursos suficientes para poder hacer frente a
las situaciones estresantes de una manera adecuada.
Tal y como señala la APA, ante este tipo de
situaciones, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar formas
saludables de afrontar y manejar el estrés. Para ello, aconseja lo
siguiente:
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Reconozca los síntomas del estrés: es
importante prestar atención a una serie de señales y síntomas que pueden
ser indicativos de que el adolescente está experimentando niveles de
estrés poco saludables. Algunos de estos síntomas son irritabilidad,
enojo, preocupación excesiva, trastornos del sueño o alteraciones en la
alimentación. En casos en los que no hay supervisión parental, algunos
adolescentes pueden tratar de paliar el estrés consumiendo alcohol o
substancias ilegales.
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Dialogue con su hijo: muéstrese comprensivo y
mantenga las líneas de comunicación abiertas, de este modo, él sentirá
que sus padres están disponibles para hablar en cualquier ocasión y
acudirá a usted cuando se sienta abrumado. Cuando converse con él, haga
que se sienta comprendido y escuchado: muestre interés, trasmítale que
entiende lo que siente y que valora positivamente su punto de vista.
Reserve al menos un día a la semana para dedicárselo a su hijo,
aprovechando este tiempo juntos para realizar alguna actividad conjunta.
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Enséñele estrategias de afrontamiento saludables:
La actividad física es una vía eficaz para manejar el estrés. Anime a
su hijo a participar en actividades con las que disfrute, tales como
deportes de equipo, senderismo, yoga, baile, natación, etc., y, si es
posible, trate de realizar alguna de estas actividades en familia.
También es importante seguir unos hábitos de sueño saludable:
cuando se pasa por alguna situación estresante suelen alterarse los
patrones normales del sueño; a su vez, la falta de sueño suele aumentar
el estrés. Anime a su hijo a dormir una cantidad adecuada de horas,
regule sus horarios de sueño limitando el tiempo de exposición a la
televisión por la noche y realizando actividades tranquilas que
faciliten el sueño.
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Las preocupaciones relacionadas con la escuela
y las relaciones sociales pueden ser una fuente de estrés para los
adolescentes. En algunos casos, pueden ser demasiado autoexigentes y
autoimponerse metas poco realistas, lo que, a la postre, conlleva
sentimientos de frustración y ansiedad. A este respecto, trate de ayudarles a fijar metas reales,
dividiendo sus objetivos en pequeños pasos. No resuelva los problemas
de sus hijos. Tenga en cuenta que, a lo largo del proceso de transición a
la edad adulta, el adolescente va desarrollando su autonomía a medida
que va tomando sus propias decisiones y es capaz de resolver las
dificultades con las que se encuentran. Por lo tanto, ayúdele a buscar
soluciones orientadas a solventar sus problemas, generando diversas
alternativas y valorando las consecuencias de aplicar cada una de ellas,
con el fin de que aprendan a hacer frente por sí mismos a cualquier
imprevisto que pueda surgir en un futuro.
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Cree un espacio seguro para él: las rutinas
suelen tranquilizar a los niños y adolescentes, y pueden ser
reconfortantes en momentos de estrés. Estableciendo unos hábitos, le
transmitirá a su hijo consistencia y seguridad. Trate de fijar una serie
de rutinas familiares durante la semana (por ejemplo, comer todos
juntos, reservar un día de la semana para ver una película en familia)
así como en verano (p.ej.: por ejemplo, una salida durante el mes de
julio), pues este tipo de situaciones constituye una oportunidad para
conversar con el adolescente.
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Sea un modelo de hábitos saludables para su
hijo: aparte de fomentarlos, es importante que su hijo vea en usted un
ejemplo en cuanto a comportamientos sanos: promueva prácticas saludables
de alimentación, realice actividades físicas, duerma una cantidad
suficiente de horas y tome medidas para regular su propio estrés.
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Busque ayuda profesional: si está preocupado por el estrés de su hijo, considere la posibilidad de buscar un psicólogo.
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